"La estadística es la ciencia que demuestra que si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos uno"

domingo, 16 de mayo de 2010

Hombres a los que dejan..

Años de observación sistemática en diferentes contextos de machos postpúberes de humanos dieron su fruto en la Noche de San Isidro.
La teoría es la siguiente:
Tod@s nos hemos dado cuenta de que cuando a un chico le deja la novia, sobre todo cuando no se lo esperaba, se vuelve loco. Esto, en sujetos de la especie más melancólica, puede dar lugar a un enclaustramiento en su dormitorio los fines de semana, con los amigos dándole el coñazo para que salga, pero sin que ninguno se digne a hablar del tema en cuestión, porque las novias que dejan a los amigos son tema tabú. Pero, en la mayoría de los casos, se produce un efecto incontrolable de big bang hormonal, en los que el chaval, volviendo a tomar las mismas ingentes cantidades de alcohol que a los 16 años, intenta follarse a todo lo que se mueve (intentar, lo intenta) afirmando que no quiere ningún compromiso, que él está mejor solo y "bla, bla, bla...". Eso sí, a la ex-novia ni la menciones, porque es como meterle un dedo en el ojo mojado en pimienta...
Hasta aquí es sólo descripción de los hechos observados. La teoría que subyace a tan lamentables episodios de autocompasión mal sublimada, es la siguiente: cuando a un tío LE dejan, dos pequeños compartimentos de su vida se quedan bien jodidos: el del ego y el de la seguridad en sí mismo. Hasta aquí todo normal: te hieren y te quedas dolido.
El ego, o autoestima (que queda como más científico, pero que viene a ser lo mismo) es el eje de la psicología occidental de hoy en día. La seguridad en uno mismo es algo mamado de la filosofía del "Carpe Diem; conócete a ti mismo; puedes llegar a ser lo que quieras...", que, aunque parece heredado de los griegos, es más una explosión capitalista en el terreno de la subjetividad.
Ambos compartimentos de uno mismo, en este caso del mozo abandonado, se quedan resentidos, muy, muy resentidos, porque aunque somos las tías las que llevamos en San Benito de que se nos pasa el arroz, a los tíos no sé lo qué les pasa, pero cuando pierden a la que creían que iba a ser la madre de sus hijos, les da un chungo muy serio. Y entonces empiezan a beber y a salir con los amigos, que no les mencionan a la ex-novia porque temen por su integridad física, pero que sin embargo hacen del tema de la explosión de ligoteo del amigo un tema recurrente y hasta heroico (a todo esto, si una chica hace algo parecido es, sin lugar a dudas, una puta). Porque el tío en cuestión está MUY preocupado por su ego...e intenta hincharlo e hincharlo con los ligues de una noche y con las horas de gimnasio, y cuanto más lo engorda, más pequeñito se va quedando el hueco de la seguridad en uno mismo, porque el truco del almendruco es que ambos compartimentos no se solapan, aunque pueda parecer lo contrario, y por mucho que llenes uno, el EGO en el caso de los machos, no se produce un trasvase a la otra zona afectada y, en realidad sólo cuando ésta se vea más o menos repuesta, el tío dejará de hacer cosas raras, de beber como una esponja y de decir gilipolleces como que él está mejor solo. Y entones podrá dormir tranquilo y, lo que es más importante, también las tías que se crucen con él.

1 comentario:

Samu dijo...

eres grande! ajajajaja